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En el libro de Goleman, inteligencia emocional podemos encontrar un estudio que se realizó a unos niños de cuatro años en el cual se pudo ver como el control de los impulsos podría ser premonitorio del carácter y la manera de ser de las personas en edad adulta.
En este estudio, una persona adulta dejaba a los niños solos durante veinte minutos con una nube de golosina y les decía que podían comérsela pero, si esperaban a que ella regresase les daría dos.
Según Mischel, autor de estudio, los niños que fueron capaces de controlar sus impulsos eran socialmente más competentes, más emprendedores y más capaces de afrontar las frustraciones del a vida.
Además valorando los resultados académicos, los que esperaron obtuvieron mejores resultados académicos que los que se habían dejado arrastrar por sus impulsos.
En el siguiente vídeo podemos ver el estudio realizado por Mischel.
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